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Neurocirugía funcional y del dolor

La neurocirugía funcional y del dolor se centra en restaurar funciones cerebrales afectadas por causas como degeneración, traumatismos o factores genéticos. Esta especialidad trata trastornos del movimiento, dolores crónicos y algunos trastornos psiquiátricos.

Una técnica destacada es la estimulación cerebral profunda (ECP), que implanta electrodos para estimular áreas del cerebro, utilizada en casos como Parkinson, temblor esencial, y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) cuando los tratamientos farmacológicos fallan.

La neurocirugía funcional también trata síndromes neurovasculares compresivos como la neuralgia trigeminal y el espasmo hemifacial mediante una descompresión vascular microquirúrgica, aliviando el dolor y mejorando la calidad de vida del paciente.

¿Qué es la neurocirugía funcional y del dolor

La neurocirugía funcional y del dolor es una subespecialidad dentro de la neurocirugía que se centra en el tratamiento de trastornos neurológicos cuyo origen no es una lesión física —como un tumor o un traumatismo—, sino una alteración en la forma en la que determinadas áreas del cerebro o del sistema nervioso funcionan.

A diferencia de otras ramas de la neurocirugía, que extirpan lesiones visibles, esta especialidad actúa sobre el funcionamiento anómalo de los circuitos nerviosos, utilizando técnicas quirúrgicas avanzadas para modular la actividad eléctrica cerebral o descomprimir nervios cuando es necesario.

Se aplica en pacientes que padecen enfermedades complejas y limitantes como:

  • Enfermedad de Parkinson
  • Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) resistente al tratamiento
  • Neuralgia del trigémino u otras neuralgias severas
  • Temblor esencial o distonía
  • Dolor neuropático crónico

El objetivo es aliviar síntomas motores, conductuales o dolorosos que no han respondido a tratamientos médicos convencionales y, con ello, recuperar calidad de vida.

Estimulación cerebral profunda (ECP)

La estimulación cerebral profunda, también conocida como ECP, es uno de los tratamientos más destacados dentro de la neurocirugía funcional. Por su eficacia y su evolución técnica, se ha convertido en una herramienta clave para mejorar la calidad de vida de pacientes con trastornos neurológicos complejos.

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¿Qué es el tratamiento con HIFU y cómo funciona?

 El HIFU (Ultrasonido Focalizado de Alta Intensidad, por sus siglas en inglés) es una técnica no invasiva que utiliza haces de ultrasonido concentrados para generar calor en un punto específico del cerebro. Este calor produce una ablación térmica precisa, destruyendo tejido cerebral alterado sin necesidad de cirugía abierta ni incisiones.

El procedimiento se realiza bajo guía por resonancia magnética (RM), lo que permite visualizar en tiempo real la zona tratada, controlar la temperatura y asegurar la precisión del tratamiento. El paciente está despierto durante el procedimiento, lo cual permite una evaluación neurológica inmediata.

¿Para qué pacientes está indicado?

En neurocirugía, el HIFU está indicado principalmente para:

  • Temblor esencial que no responde a tratamiento farmacológico.
  • Enfermedad de Parkinson, especialmente para tratar temblores y discinesias en casos seleccionados.
  • Dolor neuropático crónico refractario a otros tratamientos.
  • Investigaciones actuales también evalúan su uso en trastornos psiquiátricos (como el TOC severo) y epilepsia.

Los candidatos ideales son aquellos pacientes que no responden adecuadamente a medicamentos, no son buenos candidatos para cirugía abierta o prefieren una opción no quirúrgica.

¿Qué beneficios ofrece HIFU?

El tratamiento con HIFU ofrece varios beneficios significativos:

  • No invasivo: No requiere incisión ni craneotomía.
  • Recuperación rápida: La mayoría de los pacientes pueden regresar a casa el mismo día o al día siguiente.
  • Alta precisión: La guía por RM permite tratar estructuras cerebrales con exactitud milimétrica.
  • Reducción inmediata de síntomas: Especialmente en casos de temblor esencial.
  • Menor riesgo de complicaciones quirúrgicas: Al no haber heridas abiertas ni necesidad de implantes.

¿Cómo es el procedimiento de estimulación cerebral profunda (ECP) y qué implica el seguimiento?

El procedimiento se realiza en quirófano bajo anestesia, y consta de varias fases:

  1. Implantación de los electrodos en el cerebro, mediante una planificación milimétrica con imágenes fusionadas de resonancia magnética y TAC.
  2. Conexión de los electrodos a un generador, habitualmente implantado en el abdomen.
  3. Activación del sistema unos días después de la cirugía, con sesiones posteriores en consulta para realizar el ajuste fino de los parámetros según la respuesta del paciente.

El seguimiento posterior incluye revisiones periódicas para ajustar la estimulación y optimizar los resultados. El tratamiento es ajustable, lo que permite adaptarse a las necesidades del paciente a lo largo del tiempo.

Alivio del dolor con descompresión microvascular

La descompresión microvascular es una técnica quirúrgica eficaz para tratar el dolor secundario a la neuralgia del trigémino o el espasmo hemifacial. Estas patologías suelen deberse a la compresión de un nervio por un vaso sanguíneo, lo que genera un funcionamiento anómalo del mismo.

Durante la cirugía, el neurocirujano coloca una pequeña almohadilla entre el nervio afectado y la arteria que lo presiona, eliminando así la causa de la malfunción del nervio manteniendo su integridad.

Cuando está bien indicada, esta técnica puede eliminar por completo el dolor en los casos de neuralgia o cuadro clínico de espasmo hemifacial y mejorar notablemente la calidad de vida del paciente.

Preguntas frecuentes

¿Qué riesgos tiene la estimulación cerebral profunda?

Como cualquier cirugía, puede implicar riesgo de infección, sangrado o complicaciones técnicas. En manos expertas, es un procedimiento seguro y con alto índice de éxito.

¿Es reversible la ECP?

Sí. El sistema de estimulación puede apagarse o, aunque muy poco frecuente, retirarse si fuera necesario. Además, se ajusta de forma personalizada según la evolución de cada paciente.

¿Cuándo se recomienda la descompresión microvascular?

Se indica en casos de neuralgia del trigémino o espasmo hemifacial cuando el cuadro no mejora con medicación o no se toleran sus efectos secundarios y se confirma la compresión de un nervio por una arteria.

¿La cirugía elimina por completo el dolor en los casos de neuralgia?

En una gran mayoría de casos, sí. Especialmente si se realiza antes de que el nervio sufra daños permanentes. La tasa de éxito es muy alta cuando está bien indicada.

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