¿Cómo identificar el dolor neuropático y qué tratamientos son más efectivos?

dolor neuropático

Hay dolores que no se logran describir correctamente, pero se sienten con gran intensidad. Dolores que no se identifican con una prueba de imagen, pero que afectan profundamente al descanso y a la vida diaria. El dolor neuropático es uno de ellos.

Por eso en este post te ayudamos a entender qué lo provoca, cómo identificarlo, y qué opciones existen para aliviarlo y tratarlo con eficacia.

Porque vivir con un dolor incoercible no debería ser una opción cuando hay especialistas que pueden ayudarte.

¿Qué es el dolor neuropático y por qué ocurre?

Hay dolores que son persistentes, difíciles de describir, y muchas veces el paciente los vive como una sensación extraña: quemazón, hormigueo, pinchazos o descargas eléctricas. Cuando aparece este tipo de malestar, es posible que estemos ante un dolor neuropático.

H3: Definición de dolor neuropático y cómo se diferencia de otros tipos de dolor

El dolor neuropático es un tipo de dolor que no se origina en los tejidos musculares o articulares, como puede ocurrir en una contractura o una artrosis, sino en el sistema nervioso. Se produce cuando hay una lesión o disfunción en los nervios, en la médula espinal o incluso en ciertas áreas del cerebro que procesan el dolor.

Lo que lo diferencia del dolor nociceptivo (el típico dolor “de aviso” del cuerpo cuando hay una lesión) es que en este caso el daño no está en los tejidos, sino en el propio sistema que transmite la señal. Por eso, puede aparecer sin una causa física aparente o mantenerse incluso cuando ya no hay una lesión activa.

efectos dolor neuropático

¿Cómo afecta el sistema nervioso al dolor neuropático?

El sistema nervioso funciona como una red de autopistas que transportan información desde todas las partes del cuerpo hacia el cerebro. Cuando una de esas vías se daña, la señal de dolor puede volverse errática o desproporcionada.

Eso explica por qué muchas personas con dolor neuropático sienten molestias intensas ante estímulos que normalmente no deberían doler, como un roce suave o el contacto con el agua caliente. Esto es lo que se conoce como alodinia e hiperalgesia, y forma parte de un sistema que ha perdido su capacidad de filtrar lo que es doloroso y lo que no.

Causas más comunes del dolor neuropático

Cuando aparece el dolor neuropático, no siempre es fácil entender por qué. A veces se manifiesta tras una lesión clara, pero en otros casos llega de forma progresiva, sin una causa evidente. Y eso genera muchas dudas, incertidumbre y, en ocasiones, una sensación de incomprensión.

Por eso es tan importante poner nombre a lo que está ocurriendo. Saber de dónde viene el dolor permite dejar de convivir con él como si fuera “normal” y empezar a buscar soluciones con un equipo que escuche, acompañe y actúe con precisión.

Enfermedades que pueden provocar dolor neuropático (diabetes, esclerosis múltiple, etc.)

Algunas patologías afectan directamente al sistema nervioso y pueden causar dolor neuropático como uno de sus síntomas principales. Entre las más comunes se encuentran:

  • La diabetes, que puede generar una neuropatía periférica debido a los niveles elevados de glucosa que dañan los nervios, especialmente en las extremidades.
  • La esclerosis múltiple, donde la inflamación y desmielinización del sistema nervioso central puede producir episodios de dolor persistente o brotes agudos.
  • El herpes zóster, que puede derivar en una neuralgia postherpética muy dolorosa, incluso meses después de que desaparezca la erupción.

Lesiones nerviosas y su impacto en el dolor crónico

Otra de las causas más frecuentes del dolor neuropático son las lesiones en los nervios. Pueden producirse por cirugías previas, accidentes, fracturas, compresiones o hernias discales que afectan las raíces nerviosas.

Aunque en muchos casos el tejido dañado cicatriza, el sistema nervioso puede quedar alterado, generando una señal de dolor que persiste incluso cuando el daño físico ya no está presente. Es lo que ocurre, por ejemplo, en algunas personas que siguen teniendo dolor tras una cirugía de columna o después de un traumatismo craneal.

Otras causas menos frecuentes de dolor neuropático

Hay situaciones menos comunes, pero igualmente importantes, que pueden desencadenar dolor neuropático:

  • Algunos tratamientos oncológicos, como la quimioterapia o la radioterapia, pueden dañar los nervios periféricos.
  • Trastornos neurológicos hereditarios o enfermedades raras.
  • Infecciones como el VIH o ciertas deficiencias nutricionales prolongadas.

Aunque no siempre es sencillo identificar la causa exacta, contar con un equipo experimentado que investigue el origen del dolor es el primer paso para recuperar el control y, sobre todo, sentirse acompañado durante todo el proceso.

dolor persistente

Síntomas del dolor neuropático

Una de las grandes dificultades del dolor neuropático es que no siempre se expresa de la misma forma en cada persona. A veces es un hormigueo persistente. Otras, una sensación de quemazón que aparece sin previo aviso. Puede manifestarse con punzadas, descargas eléctricas o una sensibilidad extrema al tacto.

Síntomas más comunes

Aunque pueden variar, hay ciertas sensaciones que se repiten en la mayoría de los pacientes con dolor neuropático. Algunas de ellas son difíciles de describir con precisión, pero el cuerpo las reconoce al instante:

Ardor

Una de las manifestaciones más frecuentes. El paciente describe una sensación de quemazón continua o intermitente, que puede intensificarse con el movimiento o incluso en reposo. A menudo se localiza en pies, piernas, manos o espalda, y suele empeorar por la noche.

Hormigueo

También conocido como parestesia, se experimenta como una sensación constante de “alfileres” o “cosquilleo” en la piel. Aunque puede parecer leve, con el tiempo se vuelve molesto e interfiere en tareas cotidianas como caminar, escribir o descansar.

Hipersensibilidad

Situaciones que normalmente no deberían doler (como rozarse con la ropa, ducharse con agua templada o recibir una caricia) pueden volverse intensamente dolorosas. Es lo que se conoce como alodinia, y tiene un gran impacto en la calidad de vida.

Dolor punzante o eléctrico

Muchos pacientes describen un dolor agudo, que aparece en forma de “descargas” o “latigazos”. Estas crisis pueden ser breves pero muy intensas, y repetirse varias veces al día sin previo aviso.

Entumecimiento o pérdida de sensibilidad

A veces, el dolor neuropático se combina con una sensación de anestesia parcial en la zona afectada. Es decir, se pierde parte de la sensibilidad, pero al mismo tiempo se percibe dolor. Esta contradicción es una de las claves del diagnóstico.

Diferencias entre dolor neuropático agudo y crónico

El dolor neuropático agudo aparece de forma repentina, normalmente tras una lesión, cirugía o episodio puntual. Suele mejorar con el tiempo si se trata correctamente.

Mientras que el dolor crónico, en cambio, persiste durante meses, incluso cuando ya no hay una lesión activa. En estos casos, el sistema nervioso mantiene activa la señal de dolor sin una causa evidente, afectando al descanso, el ánimo y la calidad de vida.

H3: ¿Cuándo acudir a un especialista para un diagnóstico?

Hay dolores que no deberían normalizarse. Si notas síntomas como hormigueo persistente, ardor, descargas eléctricas, hipersensibilidad o cualquier molestia inexplicable que no mejora con el tiempo, es momento de consultar con un especialista.

En el caso del dolor neuropático, un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia, porque cuanto antes se identifique el origen y se inicie un tratamiento adecuado, mayores son las posibilidades de aliviar el dolor y evitar que se cronifique. Y lo más importante: no estás solo en esto. Contar con un equipo que te escuche, te entienda y te acompañe en cada paso es parte del tratamiento.

¿Se puede curar el dolor neuropático?

Una de las preguntas más frecuentes cuando se recibe este diagnóstico es: ¿esto tiene solución? Y aunque la respuesta no siempre es sencilla, lo importante es saber que existen opciones reales para aliviar el dolor y recuperar calidad de vida.

El dolor neuropático no siempre desaparece por completo, pero con el tratamiento adecuado, puede controlarse, reducir su intensidad y dejar de condicionar el día a día. Lo fundamental es dar con la causa, abordarla de forma personalizada y, sobre todo, no rendirse si los primeros tratamientos no funcionan.

Opciones para el manejo a largo plazo

El tratamiento del dolor neuropático requiere un enfoque multidisciplinar y a largo plazo. Entre las opciones más utilizadas se encuentran:

  • Fármacos específicos, que también tienen indicación como antidepresivos o anticonvulsivantes, que actúan sobre las vías del dolor en el sistema nervioso.
  • Bloqueos nerviosos o infiltraciones, útiles en algunos casos para aliviar zonas concretas.
  • Rehabilitación y fisioterapia neurológica, que ayudan a recuperar funcionalidad y reducir la sensibilidad alterada.
  • Terapias complementarias, como la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS) o la neuroestimulación, según el caso.

Cada paciente es distinto, y por eso es clave encontrar la combinación que mejor se adapte a sus necesidades. El objetivo no es solo aliviar el dolor, sino recuperar autonomía, descanso y bienestar.

Casos en los que la cirugía puede ser una solución

En determinadas situaciones, especialmente cuando el dolor neuropático está provocado por una compresión nerviosa o una lesión estructural, la cirugía puede ser la opción más efectiva.

Por ejemplo, en casos de hernias discales, estenosis de canal o atrapamientos nerviosos, una intervención quirúrgica puede liberar la raíz nerviosa afectada y reducir o eliminar el dolor. Eso sí, no todas las personas con dolor neuropático son candidatas a cirugía: hace falta una valoración cuidadosa y personalizada.

En nuestro equipo, valoramos cada caso con el rigor que merece, porque tomar la decisión de operarse requiere confianza, claridad y un acompañamiento real.

Preguntas frecuentes sobre el dolor neuropático

¿El dolor neuropático puede desaparecer con el tiempo?

En algunos casos, sí. Si se trata de un dolor neuropático agudo, relacionado con una lesión puntual o reciente, puede remitir con el tratamiento adecuado. Pero cuando el dolor se vuelve crónico, lo habitual no es que desaparezca solo. Eso no significa que no tenga solución: existen tratamientos que pueden reducirlo de forma significativa y devolver la calidad de vida.

¿Qué tipo de ejercicio es recomendable para aliviarlo?

La actividad física suave y regular puede ser muy beneficiosa. Caminar, nadar, hacer yoga o ejercicios de movilidad ayudan a mejorar la circulación, reducir la rigidez y liberar endorfinas que alivian el dolor. Siempre es recomendable hacerlo bajo supervisión profesional, adaptando la intensidad a cada caso.

¿Existen alimentos que pueden ayudar a reducir el dolor?

Aunque la alimentación no sustituye al tratamiento médico, una dieta antiinflamatoria puede complementar el manejo del dolor neuropático. Alimentos ricos en omega 3, antioxidantes (frutas, verduras, frutos secos), y una buena hidratación pueden contribuir a un mejor equilibrio nervioso. También es importante evitar el alcohol y los azúcares en exceso, ya que pueden agravar los síntomas en algunos pacientes.

En el equipo del Dr. Diamantopoulos tenemos experiencia en el abordaje del dolor neuropático asociado a lesiones de columna, compresiones nerviosas y otras patologías neurológicas complejas.

Si llevas tiempo arrastrando un dolor que no entiendes —y que nadie ha sabido aliviar—, puedes solicitar una segunda opinión médica con nosotros. Estás a tiempo de encontrar respuestas y de volver a vivir sin ese dolor.

¿Cómo identificar el dolor neuropático y qué tratamientos son más efectivos?

Especialista en Neurocirugía y completé mi formación en el Hospital Universitario Ramón y Cajal en Madrid. Durante mi residencia, tuve la oportunidad de ampliar mis conocimientos en neurocirugía pediátrica en el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) y realizar una estancia en Wisconsin (EE.UU.), donde trabajé junto al Dr. Mustafa K. Baskaya en su laboratorio de microcirugía vascular y base de cráneo.

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