Causas y soluciones del dolor lumbar

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Por qué te duele la espalda baja y qué puedes hacer al respecto.

¿Alguna vez te has levantado con una molestia en la parte baja de la espalda? O tal vez has sentido un pinchazo después de estar mucho tiempo sentado o hacer un mal movimiento. El dolor lumbar es una de las molestias más comunes. De hecho, 8 de cada 10 personas lo experimentan en algún momento de su vida.

Aunque el dolor puede aparecer de manera repentina o ir aumentando con el tiempo, la buena noticia es que, en la mayoría de los casos, tiene solución. Hoy te contamos las causas más frecuentes de este dolor y qué puedes hacer para aliviar los síntomas. 

¿Qué es el dolor lumbar?

El dolor lumbar se localiza en la zona baja de la espalda, entre las costillas y la pelvis. Puede ser causado por diversos factores, como malas posturas, movimientos repetitivos, estrés o simplemente el paso del tiempo. Aunque puede aparecer repentinamente, muchas veces es el resultado de un mal hábito, una postura incorrecta o incluso el estrés.

Es común en personas a partir de los 30-40 años y puede clasificarse en agudo (cuando dura poco tiempo) o crónico (cuando persiste más de tres meses). Sea cual sea su origen, el dolor lumbar afecta gravemente nuestra rutina diaria y, en algunos casos, puede limitar la movilidad y la capacidad de trabajo.

Causas más comunes del dolor lumbar

Entender las causas del dolor lumbar es el primer paso para encontrar la solución adecuada. Esta dolencia puede tener varios orígenes, y en muchos casos, se combina un conjunto de factores. 

A continuación, te explicamos algunas de las causas más comunes del dolor lumbar.

Sobrecarga muscular y malas posturas

Uno de los desencadenantes más frecuentes del dolor lumbar es la sobrecarga en los músculos de la espalda baja, provocada por malas posturas o movimientos repetitivos.

Sentarse durante largos períodos, levantar objetos pesados sin la técnica adecuada o realizar movimientos bruscos puede generar tensión muscular, lo que puede derivar en molestias y, en algunos casos, contracturas o inflamación.

Lesiones y traumatismos 

Accidentes, caídas o movimientos mal ejecutados pueden afectar las estructuras de la columna, provocando dolor lumbar repentino y localizado. Dependiendo del daño —ya sea en músculos, articulaciones o discos intervertebrales—, el tratamiento será distinto.

Hernia discal y degeneración del disco

A medida que envejecemos, los discos intervertebrales pierden flexibilidad y grosor. Cuando un disco se desplaza o se rompe, puede causar una hernia discal, que a menudo comprime los nervios de la zona lumbar, originando dolor radiante hacia las piernas, conocido como ciática.

Este problema es más frecuente en personas activas o aquellas que realizan esfuerzos físicos continuos.

Estenosis espinal o espondilolistesis

El estrechamiento del canal espinal, conocido como estenosis espinal, o el deslizamiento de una vértebra sobre otra, conocido como espondilolistesis, pueden generar una compresión de los nervios, causando dolor lumbar crónico y dificultad para caminar, especialmente en personas mayores.

Factores emocionales y estrés

El estrés y la tensión emocional también pueden influir en la aparición del dolor lumbar. El estrés prolongado genera contracturas en la zona lumbar, lo que puede ocasionar molestias constantes, incluso sin una lesión estructural evidente.

Principales síntomas del dolor lumbar

El dolor lumbar puede manifestarse de distintas formas. Su intensidad, duración y localización varían según la causa, el grado de afectación y la condición física de cada persona. Sin embargo, hay algunos síntomas comunes que puedes identificar:

Dolor sordo o punzante en la zona baja de la espalda

Es el síntoma más frecuente. Puede sentirse como una molestia constante o como un dolor más agudo, especialmente tras una jornada larga o después de realizar esfuerzos físicos.

Rigidez al levantarse o tras estar en reposo

Al despertarte por la mañana o después de estar mucho tiempo sentado, puedes sentir la zona lumbar rígida o bloqueada. Esta sensación suele mejorar con el movimiento, pero es una señal clara de que algo no funciona del todo bien.

Dolor que empeora al inclinarse, girar o levantar peso

Algunos movimientos, como agacharse, girar el tronco o cargar peso, pueden intensificar el dolor. Esto suele indicar una afectación muscular o un problema en los discos intervertebrales.

Dolor irradiado hacia glúteos o piernas (ciática)

Cuando el dolor se extiende desde la zona lumbar hacia el glúteo o baja por una pierna, puede tratarse de una compresión del nervio ciático. La molestia puede venir acompañada de ardor, sensación de corriente o calambres.

Sensación de debilidad o adormecimiento en una pierna

Si, además del dolor, notas que una pierna está más débil o con hormigueo, puede haber una afectación nerviosa más importante. En estos casos, es fundamental consultar con un especialista cuanto antes.

¿Cuándo acudir al especialista?

Aunque el dolor lumbar puede aliviarse con reposo y algunos cambios en los hábitos posturales, hay momentos en los que es fundamental consultar con un especialista. Existen señales que no deben pasarse por alto. Si experimentas alguno de los siguientes síntomas, es crucial buscar ayuda médica:

Dolor intenso que no mejora con el paso de los días

Si tras varios días de molestias el dolor sigue igual o empeora, es momento de buscar una evaluación médica para descartar lesiones estructurales.

Dificultad para caminar, levantarte o mantenerte de pie

Cuando el dolor interfiere con tu movilidad y limita tus actividades cotidianas, es señal de que la causa puede ser más que una sobrecarga muscular.

Pérdida de sensibilidad o fuerza en las piernas

La presencia de hormigueo, adormecimiento o debilidad en una pierna podría indicar compresión nerviosa, como ocurre en casos de hernia discal o estenosis espinal.

Fiebre, pérdida de peso o problemas urinarios asociados al dolor

Estos síntomas pueden estar relacionados con causas no musculoesqueléticas y requieren atención médica inmediata.

Antecedentes personales relevantes

Si ya has tenido una hernia discal, una fractura vertebral o padeces alguna enfermedad crónica que afecta a la columna, es importante no subestimar ningún síntoma lumbar.

Atender a tiempo estos avisos puede marcar la diferencia en tu recuperación.

En el equipo del Dr. Diamantopoulos evaluamos tu caso de forma integral para encontrar el origen del dolor y plantear el tratamiento más adecuado, evitando que el problema avance o se vuelva crónico.

Cuanto antes actúes, mejores serán los resultados.

Soluciones recomendadas para el dolor lumbar

El dolor lumbar no tiene una única causa ni una única solución. Por eso, la elección del tratamiento dependerá de factores como el origen del dolor, su duración, su intensidad y el estado general de la persona.

Estas son las estrategias más utilizadas para tratar el dolor lumbar de forma eficaz y segura:

Tratamientos conservadores

En la mayoría de los casos de dolor lumbar, el tratamiento conservador es la vía inicial recomendada. Este enfoque permite reducir el dolor, restaurar la movilidad y mejorar la funcionalidad de la columna sin necesidad de recurrir a procedimientos invasivos.

Incluye intervenciones como:

  • Ejercicios terapéuticos guiados, centrados en mejorar la estabilidad y corregir alteraciones del movimiento.
  • Terapias manuales, que ayudan a disminuir la tensión muscular y a favorecer la movilidad articular.
  • Educación postural, orientada a prevenir sobrecargas y evitar recaídas a través de hábitos adecuados en el día a día.

Cuando se aplica de forma progresiva y bajo supervisión profesional, este tipo de tratamiento ofrece resultados muy satisfactorios y duraderos.

Medicación

En algunos casos, especialmente en fases iniciales o cuadros muy dolorosos, se puede recurrir a medicación analgésica o antiinflamatoria para reducir el dolor y facilitar la movilidad. Siempre debe ser prescrita y supervisada por un profesional sanitario, ya que su uso prolongado sin control puede generar efectos secundarios.

El objetivo no es solo reducir el dolor, sino facilitar la recuperación funcional del paciente.

Terapias complementarias

Existen terapias que, sin sustituir el tratamiento base, pueden actuar como un refuerzo para mejorar el bienestar general y modular el dolor lumbar:

  • Osteopatía o quiropraxia, útiles para mejorar la movilidad articular y aliviar bloqueos.
  • Acupuntura, indicada en algunos casos para reducir el dolor y la tensión muscular.
  • Masajes terapéuticos, que ayudan a deshacer puntos gatillo, mejorar la circulación y liberar la musculatura.
  • Mindfulness y técnicas de relajación, especialmente recomendadas en pacientes con alto nivel de estrés o dolor de origen mixto (físico-emocional).

Intervenciones quirúrgicas (en casos graves)

Aunque son poco frecuentes, hay situaciones en las que la cirugía es la opción más indicada para resolver el origen del dolor lumbar. Esto puede ocurrir en casos como:

  • Hernias discales con compresión nerviosa severa
  • Estenosis espinal avanzada, con afectación neurológica
  • Espondilolistesis con inestabilidad vertebral
  • Fracaso del tratamiento conservador tras varios meses de evolución

La indicación quirúrgica siempre se valora tras un estudio detallado, pruebas de imagen específicas y una evaluación integral del paciente. 

Consejos para prevenir el dolor lumbar

El dolor lumbar es una de las causas más frecuentes de consulta médica, pero también una de las más evitables. En muchos casos, pequeños cambios en los hábitos diarios pueden marcar una gran diferencia y evitar que las molestias aparezcan o se cronifiquen.

En el equipo del Dr. Diamantopoulos entendemos la prevención como una herramienta clave dentro del tratamiento. Por eso, te compartimos una serie de recomendaciones prácticas para cuidar tu espalda en el día a día:

Mantén una postura adecuada

Una postura correcta, tanto al estar sentado como al permanecer de pie, es esencial para prevenir el dolor lumbar. Asegúrate de que la espalda esté alineada, los hombros relajados y el cuello en una posición neutra. En el entorno laboral, una buena ergonomía es fundamental para evitar sobrecargas innecesarias.

Practica ejercicio de forma regular

El movimiento es una de las mejores formas de cuidar la salud lumbar. Actividades como caminar, nadar o realizar ejercicios de fortalecimiento ayudan a mantener una musculatura activa y estable, protegiendo la columna y favoreciendo su movilidad.

Levanta peso con técnica

Uno de los errores más comunes es agacharse mal o levantar peso desde una mala posición. Para evitar lesiones, flexiona las rodillas, mantén el objeto cerca del cuerpo y utiliza la fuerza de las piernas, no de la espalda. Evita los giros bruscos mientras cargas peso.

Cuida la calidad del descanso

Un descanso adecuado favorece la recuperación muscular y articular. Dormir sobre un colchón firme y una almohada ergonómica contribuye a mantener la columna bien alineada durante la noche, reduciendo el riesgo de tensiones acumuladas.

Gestiona el estrés de forma consciente

El estrés emocional influye directamente en el cuerpo, especialmente en la zona lumbar. La tensión sostenida puede generar contracturas musculares o empeorar molestias ya existentes. Incorporar técnicas de relajación, respiración profunda o mindfulness puede ayudarte a descargar esa tensión de forma saludable.

En el equipo del Dr. Diamantopoulos, contamos con amplia experiencia en el tratamiento del dolor lumbar, desde las causas más comunes hasta los casos más complejos. Si llevas tiempo lidiando con un dolor lumbar persistente que no sabes cómo manejar, o si los tratamientos anteriores no te han dado resultados, estamos aquí para ayudarte.

No tienes por qué seguir viviendo con dolor. Solicita una segunda opinión médica con nosotros. Estamos a tu disposición para encontrar respuestas y diseñar un plan de tratamiento personalizado que te permita recuperar tu calidad de vida.

Referencias

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Dr. Alberto Acitores Cancela

Especialista en Neurocirugía y completé mi formación en el Hospital Universitario Ramón y Cajal en Madrid. Durante mi residencia, tuve la oportunidad de ampliar mis conocimientos en neurocirugía pediátrica en el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) y realizar una estancia en Wisconsin (EE.UU.), donde trabajé junto al Dr. Mustafa K. Baskaya en su laboratorio de microcirugía vascular y base de cráneo.

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